Rudimento // Pregúntale al Polvo
Eterna neblina sobre el paisaje rojo por el sol de julio.
Taciturno imagino mi cuerpo que camina entre pinos y robles dentro de un vivero, ubicado en alguna plaza central de Sudamérica. Los árboles me hacen muecas. El viento lleva un sonido parecido a una sonaja, o tal vez sea el cielo quien suena así. Estoy confundido. Estoy pegado al vidrio de la ventana y sólo veo una piedra en la calle. Platos suenan e interrumpen mi paseo por el parque. Siento comezón sobre el tatuaje y la borra del café me dice que todavía es temprano. Me siento, pienso y escribo:
Algo tiene que salir de lo que escribo aquí sentado en un sillón. Fantasma dulce similar a una taza de té.
No puedo definir el murmullo que hay en mi cabeza. Los pasos suenan a madera y la lluvia cae en forma de rocío con el frío del sereno. A un lado de la ventana un cuadro de Picasso, enfrente del cuadro la mirada de Pedro que recuerda su viaje a Sonora. Las pisadas que creía que eran de madera son zapatos al ritmo de algún tambor. Son pisadas grandes como las de un elefante –aunque no haya visto ni uno-. Esta imagen la pierdo cuando el horizonte me pesca. Vuelvo a escribir:
Tal vez lo escrito aquí me sirva algún día de fotografía…
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