Pornotango y pornojazz en la era del consumismo // Francisco Villa

Francisco Villa

Ilustración por Dante Porcino

Francisco villa, un personaje Lovecfrattniano en el México contemporáneo

Mitos y leyendas que corresponden a un villano, delincuente o para muchos un terrorista fueron  solo algunas interpretaciones que se pueden dar en la actualidad. Cuando pequeño, redactaba su vida que leía tras un pequeño cuadro con su foto al frente, las famosas “biografías” y las “laminas” sólo concebía a un hombre importante, alguien a quien no se debe juzgar y sólo admirar. Esa era la educación básica. Esa era la historia que describía la cultura mexicana, describirá perfectamente al mexicano que consume solo una “fichita de historia” sin formar un pensamiento crítico. ¡Bienvenido el dogma! ¡Usted  señor Edgar es un dogmático más! ¿Cómo pasó? ¿En qué momento, la historia dejo de ser importante para el comerciante de periódicos? ¿En qué momento el conductor de noticias no explica los hechos? ¡Espera! Recuerda, que la ciencia nace de la búsqueda de explicar las causas y fenómenos en nuestro diminuto planeta. ¿Qué pasa contigo, escribidor de segunda?  Tras años de fracasos académicos y unas cuantas medallas que uno se cuelga solo y que son de un material invisible me hice una brecha por el cultivo de maíz, comprendí entonces que no se debe explicar un fenómeno; se debe describir.

Descripción de un personaje

Los periódicos se venden al por mayor, Francisco Villa ha muerto, el último hombre romántico de la revolución ha muerto. La creatividad del país se mide en la cantidad de títulos, decían los poetas viejos que se resisten a la muerte de la creación. ¡Describir a Francisco Villa, debería ser la situación a tratar, no explicarlo, señor historiador! Usted estimado lector podría discernir lo siguiente ¿Interpretar, descripción o explicar son lo mismo?  Si queremos que nuestros niños describan a un personaje de la revolución, llamémosle héroe nacional, ¿Deberíamos dogmatizarlo entonces? Para que un sujeto pueda describir una cosa, hecho o fenómeno deberíamos formarlo de un pensamiento crítico. Cuando un poeta describe su musa o inspiración convencional, intenta conocerla de los pies a la cabeza. Si hay lugares no conocidos, con sus sentidos que le dan la armadura de un conocimiento empírico, mide sus pezones, sus dientes, toca sus piernas. Para las otras disciplinas en las que se desempeña el chimpancé evolucionado  también es imprescindible este conocimiento empírico; sólo así se podrá estar más cerca de la descripción de un objeto, cuerpo o materia a estudiar. Nota: importante no considerar la descripción de un objeto exclusiva como una verdad absoluta, pues cada sujeto que describa el mismo objeto podría proponer una perspectiva distinta. No todos tenemos una buena vista o un buen oído.

¿Cómo formar un pensamiento crítico en un imberbe que solo consume lo que tiran los demás?

Imaginen un salón de clases, donde todos piensan que Francisco Villa es un señor gordito consumidor de malteadas. ¡No! Imagina ahora una sociedad que ha superado el sistema dogmático de las “fichitas bibliográficas” ¿Por qué no hay fichitas de los distribuidores de opiáceos? Allí se narrarían las grandes hazañas del ejército mexicano y otros aparatos inmersos. Sería mejor que leer las hazañas del “pipila”.  Agradable es despertar con la noticia de que los niños que comprendieron mejor la historia que nosotros, decidieron tomar las armas y el control. ¡Éxito! ¡Aplausos! Ellos comprendieron mejor la historia que nosotros, comprendieron que la lucha existe en nuestra especie desde nuestros inicios, no se chutaron la revolución francesa, no revisaron sociología. Ellos comprendieron que esa verdad era absoluta, abrazaron esa idea como niños castigados por un sistema educativo. Conocen que el control con miedo y las armas es el régimen que debe ponderar en nuestra sociedad. Ellos venden esa ideología y lo disfrutan ¿Por qué es  gracioso ver temblar a un conservador con la legalización de las drogas?

Recuerdo que así como hablaban de Miguel Hidalgo, hablaban de Moisés y otras historias de superación personal, más que de consciencia. Recuerdo que Hidalgo era un personaje no muy de mi agrado. Después de documentales y líneas de Gordo Taibo II me percato que el interés es pieza clave; no a todos los niños gustan los héroes. Antes de admirar un héroe o villano, me enamore de la vida de Villa.  En algún texto Lovecraft aseguraba que fue mal interpretado, al tiempo pensé que se refería a su fracaso con las personas que vestían de negro, buscando el aclamado Necronomicon. Después recordaba entre líneas, que la creación de sus dioses y su cosmogonía era sólo para mostrar la vulnerabilidad del ser humano, su fragilidad, lo fácil que puede sucumbir. Sus héroes parecían mexicanos, hombres que sucumbían ante la necesidad de explicar su contexto y no cambiarlo. Hombres que gritaban, lloraban y caían en locura. La descripción de un personaje con estas características producía más miedo que el mismísimo Chulthu. La aterradora zona de confort. Mi interés por conocer sobre el humano en situaciones estresantes o terroríficas me hicieron llegar hasta Las Montañas De La Locura definitivamente la búsqueda de lo inexplicable me dejo de asustar, pues abrace esta condición humana: mi curiosidad me mataría, así que deje de tener miedo. El miedo a lo desconocido es inevitable y para el que inicia una lectura en la Historia Mexicana debe ir a paso lento, disfrutando cada error para prevenir en el presente; aprender de los errores es una de las enseñanzas de la historia del hombre, no sólo de nuestro país. Aprender de nosotros mismos, puede ser aburrido si buscamos en nuestro cuerpo una razón o una explicación a lo que nos rodea. Sin embargo si describimos con nuestro criterio, con nuestra experiencia, con nuestros parámetros, podremos llegar a un pensamiento crítico; enfrentaremos la subjetividad. Vencer a la subjetividad no es sinónimo de agresión, por el contrario es una invitación a compartir argumentos que consoliden una nueva visión, una nueva descripción del hecho que miramos todos. Si todos miramos la educación básica, como miramos a un héroe mexicano, notaríamos que sus aportaciones tienen fecha de caducidad, justo como la leche que estoy bebiendo ahora mismo.  Si describiéramos el salario mínimo de un hombre mexicano, describiríamos sus actividades, posterior describiríamos su vida, describiríamos sus actividades y su gasto, pero jamás explicaríamos su situación y mucho menos aseguraríamos que ese camino fue el que otorgo el presidente actual o un Dios.

Fomentar el interés y nunca la apatía en la educación básica, fomentar actividades que el alumno lleve a la praxis. En nuestro sistema educativo, los adolescentes villanos y héroes son los únicos que llevan a la praxis lo aprendido en la escuela, contando quizá los “toques” y las monedas que  ganan de eso. Van a contar una y otra vez, hasta el número que aprendieron, utilizaran la calculadora después. Escribirán hermosas cartas con horrores ortográficos, resultado de sus clases de español. Ellos quizá son los primeros en salir de este dogma, ellos podrían ser el resultado de nuestros fracasos institucionales.

Mexicano si tu dios existe, debe estar viendo una película de drama; los superhéroes han muerto. Los héroes, lloran, vomitan y mueren.