Parentesis
Columna
Pornotango y pornojazz en la era del consumismo
Texto por Edgar Mayo
Puerto Vallarta, Mx.
El definir que es cultura carecería de significado si no se hace una referencia a la Antropología ya que se caracteriza por territorio y costumbres adquiridas de los habitantes (Harris 2006). Cada población se rige por la comunicación humana y es así que la expresión y función de lo propiamente considerado cultura es expresión o manifestación de un puñado de personas, de aquí que cada pueblo presente rasgos particulares de construcción como de modismos lingüísticos. Estas características se ven desde la pintura, la literatura y la música, como en cualquiera de las artes, donde la premisa ineludible es la creación. Recurriendo análogamente se podría considerar costumbres arquitectónicas de la Europa en Edad media baja o alta y se podría considerar el contexto como medio de creación, donde la pintura es decadente y grotesca y la literatura incluso se consume en el fuego.
La importancia que se ha marcado por movimientos artísticos en diversas disciplinas, desde las corrientes literarias en premisa de la creación, suponer que es la innovación o el desafío a los parámetros establecidos. Donde un Rubén Dario nos impregna de su modernismo, para luego Quiroga hablar de manera tajante y directa con su naturalismo degollando al lector como si fuera una gallina. Un Cortázar nos mostraría como subir una escalera y regresaríamos a la perfecta redacción de Wilde. Incluso un Duchamp nos haría dudar de lo real con su escalera, Kokoschka trataría de hacer invisible lo real. ¿Pero acaso el creador no desafía lo que ya es olvido? ¿Acaso el constructor no sueña con romper barreras estéticas? Esa es la finalidad de todas las disciplinas artísticas.
La construcción habitual en cuanto a almacenamiento de personas o de objetos parece representarse por figuras geométricas. El triángulo que manifiesta desafío a lo convencional, desprende un lugar donde la creación literaria se hará posible a partir del blanco que se plasma en las paredes, similar a la hoja blanca. Mientras el sujeto busca la inspiración o la dedicación se encontrará sostenido sobre cristal, como si este flotara. El triángulo se encuentra suspendido sobre un clarinete, que sirve de soporte y salida de emergencia. A un costado se prolonga una rampa para ascender y bajar del triángulo, que se conforma de una sala de conferencias, una biblioteca, baños y un cuarto blanco para las actividades de creación.
El nombre viene de la interpretación que se le puede dar a un concepto, descomponiéndolo en sinónimos o aproximaciones a cualquiera que sea el concepto o término empleado. La idea de dar una interpretación es violar la reglamentación establecida o desde una manera coloquial de decirlo, eludir lo cuadrado.
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