Entrevista a La Guishi Funk

La Guishi Funk
Entrevista
Guadalajara, M.X.

 

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Fotografías de Pepe Wolk

 

Llegué a eso de las 6:29 al café Rendez-Vous, ubicado cerca de Libertad y Chapultepec, un vieja casucha acomodada al antojo hipster-bohermio-artista actual. Al no encontrar de inmediato a la persona con la que había concretado la entrevista, opté por sentarme en la entrada del local a esperar “a ver qué pasaba” mientras el bajo de Juan Alderete sonaba por mis audífonos. Al poco tiempo empezaron a llegar los que, luego sabría, eran la banda. Llegó su representante -a quien había contactado antes- y entramos al lugar.

Luego de que todos ordenáramos una “pinta” de obscura, nos acomodamos en una de las mesas a esperar a los miembros faltantes. Uno de los músicos me preguntó algo al respecto de la grabadora a lo que respondí con un: “la neta quién sabe, es prestada…”. Pronto empezaron a deliberar sobre la llegada o no llegada de sus compañeros. A la aparición de uno, concordamos en dar por empezada la charla. La banda se llama La Guishi Funk; tres cuartas partes de sus cinco integrantes provienen de El Grullo, Jalisco, donde al parecer sí hay mucha propuesta artística, según me comentaron enérgicamente. A todos les apasiona el jazz y sus variantes, acaban de abrir para Lalo Galván y este 20 de noviembre presentarán su segundo material discográfico en el bar Leyendas del Rock.

AMAMPOLA: Entonces están por lanzar su segunda producción (“Atravesado en mis huaraches”).  Cuéntenme un poco sobre el proceso creativo de esta…

La Guishi Funk: Es totalmente instrumental. Eso cambió mucho en la música que hacemos […] Nos gusta mucho ese “trip”. Es otra onda. A veces cuando hay vocales incluso siento que la música pasa a un segundo plano. Con la música instrumental existe una poesía diferente. Nos gusta experimentar con los matices y el sonido. Por eso le apostamos a la música instrumental.

AM: No es la primera vez que escucho eso en una banda de funk. Creo que aquí en Guadalajara ha empezado a surgir una fuerte oleada de bandas desde hace como 5 años, más o menos, y efectivamente son bandas que basan su sonido en la instrumentalidad más que en la voz. Está Troker por ejemplo, los padrinos tapatíos del funk. Están bandas nuevas como Ginger Bulldog, Los Ramírez, todas esas agrupaciones que tienen ese tipo de visión al respecto de la música, ¿por qué creen ustedes que se de en especial en este estilo?

LGF:  Pues creemos que es por la facilidad que hay para expresarte con tu instrumento. Tienes un groove, ¿no? Puedes mover la cabeza y estar disfrutando un riff de guitarra, no sé, un riff de bajo….

AM: Dirías que es como la esencia del género…

LGF: Así es… más que platicarlo, más que decir algo con palabras es decirlo con tu instrumento, los demás hacen una base y a ti te toca decir algo en primer plano. Es el solear […] Eso es algo muy chido de la música instrumental. Te permite hacer eso. Es algo muy particular de los géneros jazzísticos. Te da esa libertad de no encerrarte en ritmos tradicionales. Te permita hacer otras cosas, expresarte como quieras.

En este momento de la entrevista, tenía que surgir una pregunta obligada: “A ustedes en particular, ¿qué géneros les gustan?”. Para empezar, como anteriormente se mencionó, a todos les gusta el jazz, pero dentro de esto cabe destacar que a Armando, el baterista, le encanta cualquier género y su formación proviene del versátil, el “hueseo” y la cumbia; a Peri el bajista también le mueven las fusiones con el soul y el funk; a Giuseppe, guitarrista, le gusta “el jazz en todas sus formas” y cree que es el género en el cual “mejor se puede expresar un músico”, y a Pipo, también guitarrista, últimamente le ha empezado a mover la salsa y el son cubano. Ellos creen que se puede aprender de todos estos sonidos, cosa que después se puede incorporar a las composiciones de la banda.

AM: Acabo de tener una cobertura hace una semana del concierto de la banda sueca Diablo Swing Orchestra *Todos se miran entre sí. Se escuchan sonidos como ‘tssss’ y ademanes de estar enchilados. Risas* Creo que es un ejemplo excelente y hermoso de cómo puedes incorporar elementos de todo tipo de música y seguir teniendo tu propio estilo bien definido. Y creo que es un ejercicio muy importante en una banda, en especial en estos momentos de la escena cultural que estamos viviendo, grandes situaciones de cambio tanto tecnológicas como ideológicas. ¿Ustedes cómo han sentido las posibilidades para que una banda emergente pueda encontrar su camino entre tanta diversidad y tanta amalgama de género y propuestas, cómo ha sido su experiencia en este tema?

LGF: Internet nos ha venido a salvar. Es la palabra mágica. Con eso hemos podido difundir nuestra música hasta donde queramos y aparte de difundirla puedes aprender todo ahí. Es el mejor maestro. “¿Cómo hacer esto?”, lo buscas y ‘Ah, orale, así se hace…’, y en cuanto a lo electrónico ya puedes tener tus micrófonos, tu interfaz y poder grabar tus ideas- Sí te hace un parotote, porque grabas los jams en el ensayo y dices ‘Oye, eso suena chido. Eso es una buena idea”. Hay que trabajarlo. Hay que armarlo. Yo creo que eso nos ha ayudado mucho. Poder tener ese respaldo…

Para este momento se presenta a la entrevista el quinto y último miembro de la banda, el saxofonista Román Hernández. Continuamos hablando del Internet. A él le gusta el funk y el rock por sobre todo y mientras más “psicodélico o tripeado”, mejor. 

…Es una herramienta que te ayuda a establecer tus metas y cumplirlas. Te grabas, lo subes y de ahí quién sabe qué pueda pasar. A mí me pasó algo bien chido: estaba con el piano grabando una rola, y al rato alguien que ni conocías de Irlanda te terminó comentando “¡Qué chida tu rola!”. Osea, ese alcance es lo que se me hace a mí bien interesante.

AM: Hay una estación de radio aquí en GDL que se llama Resonante. Tienen un escucha todos los miércoles que le dicen el “Mr. Giligan”. Es un cabrón que está en medio del pacífico, lo cual han sabido por esas aplicaciones donde sale el mundito y desde dónde te están sintonizando. Todos lo miércoles sin falta, en una base petrolera o quién sabe. Siempre le mandan saludos…

LGF: …Ahora sí que no hay tantas barreras como antes. No hay esa libertad de transmitir tu música por la red y que te escuchen hasta el fin del mundo. Con esto, el que no quiera hacerlo es por huevón. Las facilidades ahí están y hay que aprovecharlas.

AM: ¿Cuáles dirían que son las influencias capitales para el sonido de La Guishi?

LGF: Letus. Pero híjole. Es que de repente caemos hasta Pink Floyd, ¿sabes…?

AM: Bueno, ¿pero quién no cae a Pink Floyd en estos días?, jajaja.

LGF: Jajaja, música pacheca. Pero, bueno, podría ser que cada quién tiene la suya. Es lo chido de la banda, cada quién trae su propia escuela y pues ahí vaciamos todo. Ya cada quién sabem quiénes son como sus masters, ¿no?

AM: En el tiempo en el que he estado conviviendo con cierto tipo de bandas me he fijado que muchas veces antes este tipo de preguntas es bien común decir cosas como: ‘Es que es un desmadre porque yo acoplo esto, yo acoplo aquello, es como un licuadora y metemos los ingredientes, y lo que salga’, cuando si se fijan, no hace mucho hubo una gran oleada de bandas en las que un sólo sujeto era el motor creativo de los proyectos. En este sentido creo que ha empezado a generarse una mayor democracia musical dentro de las bandas. ¿Ustedes cómo se arreglan en este sentido a la hora de componer o a la hora de planear y hacer logística?

LGF: Pues es muy versátil. Fíjate, hay rolas en las que a veces uno llega con una idea, a veces la idea es muy simple y se trabaja entre todos. Otras veces tienes una idea más terminada o estamos en el ‘jam’ y de repente Pipo hace un sonido que sonó muy bien y cosas así. Creo que cada rola tiene su historia. Pero sí es un proceso democrático. Todo se pone en la mesa y todos terminan metiendo su cuchara y moviéndole, y al final sí sale una fusión. Sale Guichi.

AM: ¿A qué suena La Guishi? Cómo le podrían explicar a alguien que jamás ha escuchado música en su vida, o jamás ha escuchado el género, cómo le podrían decir: “¡A esto suena!”

LGF: Son paisajes y pasajes. Como que cada canción te lleva a un lugar. Hay muchas intenciones y curvas que te van llevando por diferentes caminos. Puedes estar en un campo verde, luego en lo obscuro, luego vuelves a ver la luz. No hay rolas que lleven el mismo tempo en toda la rola. Es una mezcla de sonidos fuertes o estridentes, aunque a la vez delicados. El matiz y la modulación la caracterizan. De pronto sentirás esas curvas que te harán subir y bajar. En general todas tienen un punto que te hacen moverte. Si la gente mueve la cabeza, está chido.

AM: ¿De qué habla La Guishi?

LGF: Es la libertad de expresar y comunicar ideas o sonidos que traemos por ahí. Vienen desde la raíz, desde donde somos. Crecimos en un lugar dónde se ven los cerros verdes alrededor y dónde conoces y saludas a todo mundo. Es un ambiente que sí te influencia demasiado. Hablamos del contexto. Por ahí diríamos que es funk de rancho. También son más sentimientos que ideas, son emociones. También es el respeto. Lo siento en las canciones, cuando por ejemplo, Giuseppe va a dar su solo todos bajamos nuestro volumen y él resalta. O cualquiera de nosotros. El respeto a los compañeros.

AM: ¿Qué le gusta a La Guishi?

LGF: *Se llevan el dedo pulgar e índice a los labios y simulan aspirar* Jajaja, nos gusta hacer música y compartirla. Cada quién tiene sus ocupaciones pero compartir la música es algo en lo que todos estamos en sintonía y es lo que nos ha llevado a crear. Compartimos el vicio por tocar, porque no es forzado, llegamos y todos estamos conectados en una misma red…

AM: ¿Qué no le gusta a La Guishi?

LGF: Los narcocorridos, jajaja…

AM: Jajaja, ¿por qué? *Nunca recibí respuesta*

LGF: Todo lo que implica esa cultura. Los uniformes.

AM: Jaja, ¿por qué?

LGF: Pues bueno, yo los odio en particular. Son un símbolo de lo cuadrado. De “otro ladrillo en la pared” y yo creo que si algo buscamos en La Guishi es tener libertad. Inovarte. Inspirarte, no imitar. Es diferente querer sonar como alguien a imitarlo o querer inspirarte en el sonido de alguien a querer copiárselo. Entonces no sé, siento que todos somos medio rebeldes y sentimos un poco eso.