El Ruedo: Laboratorio de Improvisación
Circo Dragón
Guadalajara, MX.

Fotografía por Halejandro Cortes

Un experimento escénico surge el pasado sábado 27 de septiembre tomando como sede para su primer edición las instalaciones del Estudio de Circo Dragón, el cual cobijó dicha propuesta con el fin de dar a conocer la oferta de actividades que planea estar ofreciendo a su público con el fin de afianzarse como un centro de convergencia cultural; el proyecto se llama El Ruedo: Laboratorio de improvisación, el cual se propone la consigna de entretejer tres disciplinas artísticas en un mismo escenario: la música, danza contemporánea y artes circenses.

El evento reunió a un total de 6 músicos, 8 artistas del circo contemporáneo y 6 bailarines que practican danza contemporánea. Juntos forjaron una tarde de espectáculo basado absolutamente en la improvisación. El evento tuvo como objetivo traspasar las fronteras entre disciplinas y técnicas generando así un espacio propicio para la experimentación y punto de unión entre las diversas propuestas escénicas de todos los participantes.

“La improvisación es un camino personal, un viaje al interior del alma y por lo tanto, para no confundirse, es necesario capturar los momentos sin saber cuál será el último. Es un viaje que aporta el valor agregado de conocerse a uno mismo.”   — Vicky Larrain

La dinámica se llevó a cabo con dos referis (personajes clown) y tres grupos compuestos por bailarines, cirqueros y músicos. A lo largo del evento se llevaron a cabo diversas dinámicas de improvisación; el grupo de bailarines y cirqueros fue dividido en dos equipos mezclados entre sí a quienes se les asignaron temas sobre los cuales debían improvisar en segmentos cortos (de 2 a 4 minutos) propiciando la fusión de las diferentes técnicas al ritmo de la música en vivo. Previo a la llegada del público el artista de clown francés Yann Costa compartió con los artistas participantes algunas dinámicas de improvisación con el fin de afianzar y reforzar las habilidades y conocimientos del grupo.

El experimento fluyó con energía  y aunque la dinámica de improvisación entre dos disciplinas como el circo y la danza a simple vista lucía difícil de unir, la tarde resultó por momentos abrazadora y otros confusa pero todo el tiempo interesante; el público se entregó al espectáculo con los brazos abiertos así como los artistas se entregaron a la improvisación.

Entre risas y aplausos, los asistentes fueron invitados a decidir cuál equipo sería el ganador. Al ver tan pareja la votación, los referís clowns tomaron la decisión de anunciar un empate. El premio consistió en la entrega de la cooperación voluntaria consciente que dieron los espectadores a los sombreros que se pasearon al final del espectáculo.

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